En el 2015 mi hermana Ana, y yo estuvimos dentro de una camioneta en llamas.
Todo comenzó cuando fuimos a un concierto en la Ciudad de México, nosotras somos de otro Estado así que contratamos un servicio de transporte que te lleva y regresa de eventos. Íbamos bien contentillas adentro de la van (de esas en las que caben como 16 personas y son medio altas) junto con dos amigas, un primo nuestro y otras personas que también iban a ver a All Time Low. El concierto estuvo increíble, logré llegar a barricada cuando el vocalista de la banda (Alex Gaskarth) se aventó al público y estuve ahí para presenciar el atasque de gente que se creó porque todo el mundo intentó tocarlo. Una gran noche. Al final del concierto yo estaba extasiada porque cuando estaba revisando mi celular vi que había logrado tomarle una foto a Alex cuando estaba justo enfrente de mí. (Juro que el recuento del concierto es relevante al por qué estuvimos en un automóvil en llamas). Haré un pequeño corte para pedir perdón por ser esa persona que sacó el celular durante un concierto estando hasta el frente, pero la verdad no iba a perder la oportunidad de tomarle una fotito a Alex mientras estaba en mi cara.
Después del show decidí twittear la fotografía y etiquetarlo porque quería ser esa morra que documenta todo en Twitter para que mis amigos supieran lo increíble que me lo había pasado. Nunca pensé que el mismísimo Alex lo fuera a ver pero resulta ser que sí y le dio retweet. Si me sentía soñada por tenerlo enfrente no se imaginan mi cara cuando vi que había visto mi publicación.
Siendo la persona normal y totalmente cool que soy, decidí subir otro tweet. Este decía “Puedo morir en paz porque Alex Gaskarth me dio retweet”. Pensándolo ahora, yo creo que con eso yo solita causé el accidente que ocurriría unas 2 horas después.
Si son de México, tal vez conozcan la carretera a Palmillas y sepan que no es el mejor lugar, ni el más seguro. Para que se caguen tantito, está considerada como una de las más peligrosas del país. Entonces imaginen el shock que vivimos cuando se nos ponchó la llanta en la mitad de la carretera a la 1 de la mañana. Todos andábamos entre medio dormidos y asustados porque no teníamos ni idea de lo que estaba pasando. El chofer no nos decía nada más que nos calmáramos y lentamente se fue orillando mientras manejaba cada vez más despacio y la camioneta hacía ruidos horribles.
Llegamos a una parada de tráiler y el chofer se bajó a ver lo que estaba pasando y nos dejó a todos encerrados. Mi hermana, mis amigas y yo estábamos sentadas platicando hasta atrás en la camioneta (justo sobre la llanta que estaba ponchada). No pasaron ni 5 minutos de que nos detuvimos cuando empezamos a sentir calor, así que mi amiga decide mover la cortina de la ventana para ver que estaba sucediendo y muy tranquila voltea y nos dice “se está incendiando”.
Al principio no entendimos hasta que por fin todos adentro captamos que la camioneta estaba en llamas y necesitábamos bajarnos ya. Intentamos abrir la puerta y tenía el seguro puesto. Hasta el día de hoy, sigo sin entender cómo es que el conductor jamás pensó en abrir la puerta que sabía que estaba cerrada con seguro mientras habían casi 20 morritas dentro.
Total que a una de las chavas se le ocurrió saltarse al lugar del conductor y salir por ahí. Todas estaban en pánico e intentando pasarse para poder escapar de la camioneta, mientras tanto nosotras estábamos en los últimos asientos pensando que íbamos a morir en cualquier momento porque la van iba a explotar. Después de lo que se sintió como horas pero seguro fueron como 2 minutos máximo, Ana logró saltarse y escapar, al mismo tiempo alguien logró abrir la puerta corrediza que estaba justo a un lado de mí y heroicamente fui la última en salir, saltando de la camioneta mientras habían llamas a un lado de mi pierna. Les juro que se sintió como una película. Ana no se había dado cuenta que yo ya había salido y estaba gritando mi nombre como loca para poder encontrarme. Mientras todo esto sucedía, algunos traileros salieron corriendo e intentaron apagar el fuego con cubetas de agua y un extintor (Mil gracias por hacer que no explotara mientras estábamos todas ahí dentro). Cuando Ana se dio cuenta de dónde estaba, corrimos cual película romántica la una hacia la otra y nos abrazamos mientras llorábamos como desquiciadas. Después de eso llegó el momento de hacer una de las peores llamadas que puedes hacer, marcarle a tus papás luego de estar en una situación de vida o muerte. La llamada comenzó con un “antes de decir cualquier cosa, quiero decir que estamos bien”. Dicen mis papás que sintieron como se les aceleró el corazón y espero que se hayan comido un bolillito pal’ susto. Ana les contó lo que sucedió y yo solo lloraba y la abrazaba, les dijimos que una camioneta nueva ya venía en camino y que no se preocuparan, que nos quedaríamos en la parada hasta que todo se solucionara.
Mientras esperábamos por el remplazo nos pusimos a platicar con todos los que venían con nosotras en la camioneta porque no hay mejor forma de crear una amistad que haber estado a punto de morir con todos ellos, ¿no?
Estuvimos varados hasta como las 3 de la mañana y de ahí nos fuimos directo a nuestro Estado a donde llegamos a las 5am todas espantadas pero con vida. Moraleja de la historia: no publiquen cosas que digan que puedes morir en paz en ese momento porque el karma te va a castigar a ti y a todos los que vayan en el coche contigo.
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